Beatriz González
Cargueros, 2006
Nacionalidad: Colombia, 1938
Técnica: Pastel y carboncillo sobre lienzo
Medidas de la imagen: 22 x 28 cm
Firmado y fechado B. González 06 en la parte inferior derecha.
 
Beatriz González ya no necesita presentación. La amplia y densa retrospectiva que tuvo lugar a finales del año pasado en el Museo de Arte Miguel Urrutia de Bogotá no hizo sino concluir una larga serie de homenajes nacionales e internacionales que la han consagrado, a todas luces, como unas las artistas latinoamericanas más innovadoras, lúcidas e influyentes del siglo pasado y de lo que va de este.
En la obra de Beatriz González se pueden reconocer tres grandes fases: una primera fase, caracterizada por versiones personales, en clave “modernista”, de obras de grandes autores de la pintura universal como Velásquez y Vermeer; una segunda fase, a partir de la serie de Los suicidas del Sisga (1965), donde la artista se enfoca en lo nacional y lo popular; y una tercera fase, que comienza con la elección del presidente Turbay (1978), donde la artista se vuelca hacia la crítica política, con registros que van desde el humorismo hasta el pathos trágico.
El óleo Los cargueros incluido en esta subasta pertenece a la tercera fase y hace parte de una serie de trabajos realizados en la primera década del siglo XXI, cuyo vértice es la asombrosa instalación Auras anónimas (2007-2009) en el Cementerio central de Bogotá. En esta serie, Beatriz González recurre al expediente visual de la silueta, particularmente apto para materializar la ausencia, para evocar la memoria de los miles de desaparecidos y víctimas anónimas acarreados por el conflicto colombiano.
“El tema de los cargueros - explica Beatriz González en una entrevista de 2017 - demuestra cómo ha cambiado Colombia con la guerra. En el siglo XIX los cargueros trabajaban cargando vivos; era un medio de transporte que usaban los viajeros para conocer el país y comerciar. En el presente los cargueros llevan muertos y lo hacen de distintas maneras: en ruanas, en plásticos, en redes, en hamacas, en una cantidad de sistemas que van inventando ingeniosamente. La iconografía de los cargueros actuales se configura a partir de un episodio acontecido en la población de Vista Hermosa, donde los campesinos y desmovilizados que trabajaban en la eliminación de cultivos de coca fueron asesinados por los paramilitares dueños de los cultivos”.
“Es impresionante - continua la artista - la cantidad de cargueros llevando los muertos de distintas maneras que aparecen en la prensa gráfica de esta época. Me pareció que yo podía volver figurativa esta narración a partir del sistema de siluetas que forma un lenguaje visual. Las siluetas de los cargueros reemplazaban las inscripciones que tenían las lápidas en el pasado”.
 
Colección privada. Bogotá.
Estimado $25.000.000,00 - $35.000.000,00